En la lucha contra el terrorismo en Euskadi, en el ámbito de la seguridad, se cuenta con el Plan Estratégico Contra el Islamismo Radical (PECIR), entre cuyas líneas de actuación, la prevención, es considerada prioritaria. Desde la Ertzaintza y el Departamento de Seguridad, se plantea el objetivo de prestar especial atención a colectivos considerados más vulnerables a la acción radicalizadora de las organizaciones terroristas yihadistas, entre los que se encuentra el caso de los menores no acompañados (MENA) o menores musulmanes escolarizados en el sistema educativo vasco. En los últimos años, el interés por su reclutamiento se ha visto favorecido al estar expuestos en la red y poder ser consumidores de mensajes de captación y adoctrinamiento que las organizaciones terroristas publican continuamente.
Con el fin de luchar contra las falsas promesas en torno a la lucha yihadista, bajo el amparo del PECIR surgió el proyecto Elkarbizitza Helburu como un programa de prevención de la radicalización, en el cual se desarrollan diferentes proyectos en los que la implicación de las propias comunidades islámicas es clave. Esta interlocución se realiza mediante reuniones periódicas que mantiene la Ertzaintza con miembros del Euskal Bilgune Islamiarra (EBI), asociación que agrupa a personas representativas de las distintas comunidades de musulmanes.
En el sector concreto de los menores, se trata de cooperar conjuntamente para prevenir la manipulación que pueden sufrir ciertos jóvenes musulmanes y detectar indicadores de islamismo radical para poder anticiparnos. En el marco de este trabajo en común y de las actividades preventivas del Departamento de Seguridad, destaca la creación del Aula Permanente Contra la Radicalización (APCR), diseñada en colaboración con el EBI y las Diputaciones Forales. Este programa consta de tres fases: la primera está orientada a formar a educadores; la segunda, tiene como destinatario a los menores tutelados por las diputaciones y se trata de desligar el Islam de la violencia y dotar a estos jóvenes de herramientas para identificar los métodos de captación de los grupos terroristas; y la tercera, consiste en actuar sobre quienes ya estén inmersos en procesos de radicalización y tratar de reconducirles.